Era finales de abril del año pasado y los cines de al lado de mi casa se empapelaron de arriba abajo con un póster en blanco y negro tamaño XL con la cara de Paola Cortellesi. El cartel rezaba: "el fenómeno italiano del año, con más de 5 millones de espectadoras,". Todo estaba orquestado para que acabaras dentro de la sala, para que te sentaras en la butaca dispuesta a ser testigo de una de las cintas que marcarían el 2024. Cumplió con creces mis expectativas. Vi 'Siempre nos quedará mañana' y no salí ilesa de la película, esa es precisamente su magia.
El film, ahora disponible en Movistar Plus+, nos traslada hasta la Roma de la posguerra, donde la esencia del cine neorrealista es evidente en cada plano. Una obra que arranca con una bofetada, literalmente, porque a la protagonista, Delia (Paola Cortellesi), la maltrata su marido, Ivanno Santucci (Valerio Mastandrea). Ella se despierta y frente a su jovial "buenos días" recibe un golpe seco por parte de su esposo. Una secuencia narrada a través del absurdo, que desarma de inmediato en la pantalla cada acción que ejecuta ese hombre miserable.
En la Italia de 1946, Delia no es más que otra mujer entre tantas que viven atrapadas en matrimonios abusivos, en su caso con dos hijos que la traen de cabeza, un suegro insoportable y una hija que la menosprecia. Frente a esa avalancha de palos con los que convive día a día intenta sacar a su familia adelante, con especial fijación en Marcella, su primogénita, para que su vida no acabe siendo un espejo de la suya.


La cómica Paola Cortellesi, que es también la directora, coguionista y actriz principal de la película, narra una historia de violencia de género desde otro prisma, entremezclando la parodia con la tragedia y empapando toda la trama con elementos musicales y coreográficos. Rebosa originalidad, sin abandonar la crudeza. Los diálogos y las imágenes te apuntan con certeza a las sienes y ella dispara magnífica, como diciendo desde la cámara: "se te quedará esta secuencia, volverás a esta película."
La cinta es una constante lucha por la libertad encorsetada dentro de un entorno opresivo. Una brillante obra feminista con un climax final que conecta con un hito histórico en la biografía de Italia. Una luz al final del túnel, un atisbo de esperanza, un grito de lucha y una llamada a la sororidad que desde aquella butaca del cine nos obligó a aplaudir a toda una sala según aparecieron los créditos finales. Nos quieren dóciles y abatidas; nos tendrán combativas y esperanzadas. Siempre, siempre, 'siempre nos quedará mañana.'
Fotos | Movistar Plus+
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